Publicado en El Pais, 18 de Diciembre 2021.
Muchos países se han retrasado terriblemente con la vacunación contra el COVID-19. La razón principal es el dinero y un gobierno con dificultad para la organización. En algunos casos ellos lo defienden con la explicación que no hay tantos muertos. Es cierto, una población joven, tiene suficientes medidas naturales que reducen la tasa de fatalidad. Sin embargo, evitar muertos no es la única razón para acelerar la campaña de vacunación.
Varias empresas en Estados Unidos como Google, Facebook, están obligando a sus trabajadores a vacunarse. Y si no tienen una razón válida para no hacerlo, los despiden. Su razón principal es que no quieren que sus trabajadores mueran. Y también cuando un trabajador entra en el hospital, esto se traduce en un costo alto para una empresa. La empresa pierde su productividad y en muchos casos, la empresa paga por días de enfermedad (o una cierta parte). Además, hay el riesgo que la persona infectada vaya al trabajo, infectando a otras personas que también causará perdidas. ¿Y quién lo paga al final? Correcto las empresas y finalmente la sociedad.
Ya hemos llegado a un nivel en que las empresas están tomando decisiones que los gobiernos no quieren o pueden tomar. ¿Por qué los gobiernos no obligan a las personas a vacunarse? La simple razón es que les da miedo. La gente está acostumbrada a tener la libertad de decidir qué hacer con sus vidas y hasta un cierto nivel tienen razón. Pero la sociedad tiene que pagar el precio de “esta libertad”. En este momento, Holanda tiene el 77% de la población vacunada. Y el precio de la vacunación vale la pena y lo demuestran también los números de los pacientes en Terapia Intensiva (UTI) que son muy reducidos. Además, de todas las personas en UTI, el 77% son los no vacunados. Imagínate la reducción de costos si todos se vacunaran. Asimismo, no hubieran problemas con la capacidad del sistema de salud. O, en otras palabras, los médicos y la UTI que ahora usamos para salvar una persona no vacunada, podríamos utilizar para salvar a un enfermo que tiene otras enfermedades.
Las empresas no tienen el lujo de malgastar el dinero y sus recursos, y por eso cada vez más empresas exigen la vacunación a sus trabajadores. Si los países también quieren ahorrar dinero, recursos y salvar vidas, es necesario vacunar más intensivamente, no esperar y quizás mejor obligar a la vacunación.
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