Publicado en El Pais, 28 de Julio 2020.
Con la mejora de las cosas en Canadá después del COVID-19, los teatros pueden reabrirse a una capacidad reducida. Para los fanáticos esto es una buena noticia, ya que finalmente pueden disfrutar de una película en la pantalla grande. Debo confesar que disfruto mucho del cine y a menudo voy varias veces al mes. Pero esta vez, no voy a correr a la fila para comprar mi entrada una vez que se abran y en realidad ya no tiene nada que ver con el virus.
El hecho es que las empresas de producción comenzaron a retrasar sus lanzamientos taquilleros, ya que temían que la asistencia disminuyera debido a los temores del COVID-19, incluso si el mundo no hubiera entrado en cuarentena. Películas como James Bond y Black Widow son películas que están terminadas pero que pueden no ser lanzados durante algún tiempo más, mientras que otros como Trolls World Tour están optando por la transmisión directa, saltándose el cine. Esto significa que para aquellos que aman las películas, su selección consistirá en películas que estén disponibles para disfrutar en casa. Esta elección no cambiará por algún tiempo.
Por su parte, las compañías de producción como Disney han sido firmes en que no lanzarán sus películas taquilleras para ir directamente a la transmisión y continuarán retrasando las fechas de lanzamiento, lo que significa que las salas de cine probablemente tengan un futuro a largo plazo. Esto no significa que otras compañías compartan el mismo sentimiento, al menos no para todas sus películas. Los títulos de presupuesto más bajo pueden ser capaces de atraer a un público más amplio porque serán transmitidas directamente. Y con los hábitos cambiantes del público, las empresas quizás consideren ceder con sus películas taquilleras si ya nadie quiere ir al cine.
El beneficio para el consumidor es obvio, podemos verlo en casa por una fracción del precio y con bocadillos que no cuestan un ojo de la cara. Las empresas de producción podrían recuperar parte de sus pérdidas cobrando más por las tarifas de alquiler, así como retener todos los beneficios. Los verdaderos perdedores aquí son las compañías de cine y sólo el tiempo dirá si pueden sobrevivir.
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