Publicado en El Pais, 20 de Febrero 2021.
Muchos países están recibiendo las primeras dosis de la vacuna contra el COVID-19. El gran desafío recae en la distribución equitativa. La distribución equitativa consiste en una repartición “justa”, dando a los que tienen mayor carencia quizás un poco más, no es necesariamente una distribución “igual”.
En el caso de las vacunas, la Organización Mundial de la Salud está instando a una distribución equitativa de las vacunas, priorizando a la población con mayor riesgo de contagio. Entre los de riesgo están los trabajadores de la salud de primera línea o que tienen contacto con los pacientes COVID-19, y las personas mayores de 60 años. Muchos países en América Latina están herméticos con las estrategias utilizadas para vacunar, pero ya esta saliendo a la luz denuncias de que se están vacunando a gente que no tenia prioridad.
Otro gran desafío es que la vacuna se expenda en condiciones de calidad a todas las personas. Esto también es parte de la equidad. Muchas personas que viven en las ciudades pequeñas o rurales tienen el riesgo de recibir vacunas inservibles. Las temperaturas necesarias para mantener la cepa viva de la vacuna están entre -30 y -70 grados centígrados. Muchos países en desarrollo no cuentan con cámaras de frio ni transporte que garantice este hecho. En Bolivia, los Servicios de Salud están habilitando refrigeradores para su mantenimiento, pero los mismos no garantizan temperaturas menores de -15 grados, y se han habilitado camiones de transporte de alimentos que tienen temperaturas de -18 grados, lo que no es suficiente. Las vacunas que están a temperaturas mayores a -30 pueden durar hasta cinco días según algunos estudios y después ser inservibles. Por suerte, hoy se anunció que Pfizer puede resistir dos semanas a temperaturas entre -15 y -25 y que con solo una dosis se puede alcanzar al 85% de efectividad. Pero ¿Cuánto tiempo tardaran en vacunar? Algunos países en transparentado sus estrategias y han comenzado a trabajar en colaboración con sectores privados, públicos y universidades para acelerar la vacunación y no dejar que las vacunas se arruinen. Esto asegurará que las poblaciones alejadas tengan una vacuna de buena calidad. Sólo así se podrá asegurar una distribución equitativa para la población a medida que vayan llegando más dosis.
El COVID-19 ha demostrado que la centralización del gobierno, sin consultas, sin transparencia y sin colaboración, no resultan eficientes para verdaderamente combatir la pandemia.
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