Publicado en El Pais, 5 de Septiembre 2020 y en Los Tiempos, 7 de Septiembre 2020.
“Nunca será como era antes”, dijo una señora con una mirada preocupante. Para seguir la charla -manteniendo mi distancia de casi dos metros, le dije que sí y que el COVID-19 cambió todo. Pero ¿es tan grave? ¿alguna vez el mundo ha dejado de cambiar? Creo que es más riesgoso agarrarse del pasado sin importar su costo. Cuando se dio la revolución industrial, muchas personas se quejaban indicando que la máquina de vapor era una invención del diablo porque quitaba el trabajo de muchas personas. Sin embargo, bajaron también los precios de muchos productos haciéndolos accesibles. La transformación ha sido dura para algunos, pero en el largo plazo, todo este cambio ayudó a incrementar la calidad de vida de muchos.
Winston Churchill dijo “nunca desperdicies una buena crisis”. Sería una gran pena de olvidar lo que hemos aprendido y de todo lo que ha cambiado durante esta pandemia del COVID-19. Tres ejemplos:
Un amigo que ha estado trabajando en casa durante todo este tiempo, siendo bien efectivo. Ahora, su jefe le ha ordenado de volver a la oficina todos los días en el mismo horario de antes. Sin medidas de distanciamiento para ambientes cerrados. ¡Pidió si pudiera trabajar desde casa por lo menos 2 días a la semana y la respuesta fue “Claro que no, el trabajo virtual era sólo por el Corona, ¡ahora todo es normal!”. Otra vez su jefe dinosaurio ha vuelto a modo de pre-corona sin confiar en la productividad de sus trabajadores.
Otro ejemplo. Varias empresas abrieron la opción de pagos bancarios por internet. Esto ha demostrado reducir el dinero en efectivo (mayor seguridad y menos robos), reducir filas (ganancia de tiempo) y aglomeraciones contagiosas (mayor salud). Las personas enviaban su código de confirmación del depósito por email y recibir su factura por foto en internet para luego de abierta la economía poderla recoger para archivo de respaldo. ¡Una maravilla! Esto permitió tener clientes de diferentes ciudades y facilitar las cosas para muchos otros clientes. Pero, ahora todo ha vuelto a la normalidad y la opción de transferencias bancarias no existe. ¡Una tontería!
El último ejemplo. La educación tuvo la gran oportunidad de introducir la educación a distancia por internet. Millones de chicos han y aún están bajo esta modalidad en el mundo. Lamentablemente, el gobierno en Bolivia no tuvo el coraje de intentar este experimento y busco el camino más fácil de cancelar las clases completamente incrementando la diferencia entre los niños de educación privada y fiscal. Los que sí adoptaron la educación virtual observaron, aunque con dificultades, es posible tener estudiantes (incluso de otros colegios, ciudades y países). Mientras el resto del mundo aprende, mejora y ha tomado grandes pasos, Bolivia se queda atrás perjudicando a una gran parte de su población.
El dinero en efectivo es obsoleto, muchos trámites y contratos se pueden hacer por internet y de una vez debemos confiar en nuestros trabajadores profesionales y su productividad. Esta es la nueva tendencia en el mundo y funciona bien. ¿Realmente queremos volver a un sistema de educación de más 100 años? ¿Queremos hablar de competitividad empresarial con herramientas obsoletas? ¿vamos a desperdiciar las lecciones aprendidas de esta crisis y volver a las practicas que no nos permiten avanzar?
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