¿Como ayudan los modelos a lidiar con el COVID-19?

Publicado en Los Tiempos, 8 Agosto 2020.

Los modelos pueden ayudar bastante para controlar la pandemia en una manera científica y organizada. Aquí hablamos de dos modelos, un modelo dinámico epidemiológico (SIRD) y uno sistémico (GMB) que explican y apoyan la toma de decisiones.

La utilidad del modelo dinámico SIRD

La mayoría de los países utilizan modelos dinámicos durante la pandemia del COVID-19. El modelo SIRD es un modelo de tres compartimientos: Susceptible, Infeccioso, Recuperado, Muerte (Death). Una persona susceptible es alguien que se puede contagiar. Infeccioso es alguien que se ha contagiado y puede contagiar a otros.

Los parámetros más críticos son el número de personas que se contagian (la tasa de reproducción, Rt) y el tiempo que esta contagioso. También se necesita la tasa de letalidad, que indica el porcentaje de personas que mueren después de ser infectado. Para el COVID-19 hay estimaciones. Se estima que una persona contagiosa infecta a 2 o 4 otras personas durante un periodo de 6-8 días.  La tasa de letalidad se estima entre 0.5% – 1.5% de los casos reales (confirmados y no-confirmados).

El modelo ahora estima que hay alrededor de 700 mil personas infectadas y 10 mil muertos. Estos números son mucho más altos de lo que el ministerio de salud reporta debido a que un gran número de los infectados no llega a un hospital para hacerse la prueba. Esto es posible por varias razones: porque no se sienten muy enfermos, no tienen un centro de salud cercano que haga pruebas, no hay pruebas, etc. Por esto, el modelo puede estar más cerca de la realidad (figura 1) que muestra el número de casos (línea naranja), los casos confirmados informados (puntos negros). La línea verde muestra si ahora se lograse mejorar la cuarentena, todo terminaría más antes, con menos casos y menos muertos. Por el contrario, si nada cambia, llegaríamos a casi 4 millones de infectados y 30 mil muertos.

Un aspecto importante es la fracción de la población susceptible que se reduce cuando la epidemia avanza. Sin medidas de control significa que alrededor de 85% de la población se va a contagiar y el 1% de la población moriría en promedio. Los modelos pueden ayudar tomar decisiones. Desde meses sabemos qué efectivas son las medidas de la cuarentena y cuántas camas y UTI se necesitaban y el tiempo que va a tardar en controlarse. Si por ejemplo mañana decidirían levantar las medidas, se debe recalcular el modelo e indicar que los casos subirían más rápido.

También es importante para las empresas que tienen productos sensibles al COVID-19, como teatros, cines, conciertos etc. Ellos quieren saber cuánto tiempo más, y si algunas inversiones se justifican. Con los datos que tenemos ahora, parece que va a tardar unos 3 a 5 meses más hasta que todo esté más tranquilo y se pueda reducir la intensidad de las medidas.

¿Qué factores afectan para el control del COVID-19 en Bolivia?

Utilizando el método de sistemas de modelación dinámica GMB se reunió a diferentes actores del sector salud por medio del Zoom para analizar de forma estructural ¿Cuáles son los factores que afectan el control del COVID-19 en Bolivia? La discusión develó diferentes aspectos.

El Ministerio de Salud implementó la cuarentena pensando que sería suficiente sin hacer nada más. Como ente Rector, no creó protocolos de emergencia para tratamiento en casa o internación (que incluyen pruebas de detección, medicamentos, reacondicionamiento de hospitales, etc.). Nadie sabía qué hacer y cada uno “hizo lo que se pudo”. Un seguro de salud creo tarde los protocolos, pero sirvieron para controlar la situación. No obstante, el gobierno no los adoptó como modelo para el resto del país o ayudó a mejorarlos. El mensaje del Ministerio de Salud era de prohibir y centralizar a pesar de no contar con la capacidad suficiente. Esto llevo a resaltar aún más la diferencia en calidad de salud entre ciudades, entre centros de salud públicos- seguros y privados, entre lo rural y lo urbano. Los primeros niveles de atención recibían a pacientes con COVID-19 y no sabían dónde referir porque el sistema público y seguros o call-center estaban colapsados. Muchos pacientes optaban por retornar a sus casas.

Por su parte, la población tampoco tuvo acceso a la información para poder actuar con corresponsabilidad. Estadísticas sin detallar zonas, la tasa de reproducción o quienes estaban siendo más afectados. Información que podría haber ayudado a que la gente aprenda a cuidarse y saber qué lugares evitar. Peor aún, existía contradicción de mensajes entre el gobierno, municipio y Servicios Departamentales de Salud como las cuarentenas, las elecciones, el dióxido de cloro. Tampoco existía coordinación entre las diferentes instituciones como la FELCC, migraciones, el sector privado o farmacias. Y hasta se escuchaban opciones hacia la inmunidad de rebaño sin importar el número de muertos. La población lo percibió como un descontrol gubernamental en un sistema de salud ya frágil llevándolos al auto-diagnóstico, automedicación y auto internación.

Existieron diferentes iniciativas de otros sectores para coadyuvar con pruebas, servicios COVID-19, etc. pero ninguno fue escuchado, ni incluido. El Rol de Rector, líder y coordinador bajo principios de calidad y ciencia no existió. Tampoco fueron escuchadas las voces para acondicionar nuevos centros COVID-19 ante el inminente colapso, mostrando más muertos.

Entre las soluciones que se mencionaron estaban el contar como país con un equipo científico y estratégico que prepare a Bolivia para las diferentes crisis de salud. Que se genere la base para actuar y guardar lo aprendido y realizado para otras pandemias sin tener que comenzar de cero. Utilizar las lecciones para mejorar. El gobierno no tiene la capacidad para hacerlo todo y debe motivar a las instituciones a colaborar bajo el mando del gobierno. El 2000, la Organización Mundial de la Salud concertó con muchos países la necesidad de fortalecer los sistemas de salud para la gestión de desastres y sugiriendo diferentes aspectos. Es hora de que Bolivia inicie la preparación hacia este objetivo para evitar muertes innecesarias colaborando con diferentes sectores de la población para lograr el objetivo. Esta forma de colaboración ayudaría también a otros sectores como educación.

En conclusión, los modelos muestran la necesidad de controlar la pandemia a través de la coordinación de los diferentes actores, la corresponsabilidad, la transparencia y liderazgo de parte del Ministerio de Salud. El SIRD es un modelo que debería ser utilizado para cualquier medida a implementarse y mejor aun si este modelo se aplica de forma regional o por ciudad.

Parte del grupo de investigadores en Bolivia son: Dr. Freddy Córdova, Dr. Fidel Fernández, Lic. Sofia Gonzales, Dr. Rolando Herrera, Dr. Carlos Romero. A ellos, nuestro agradecimiento y reconocimiento por su gran labor.
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PhD. en Economia y Politica internacional. Realiza investigacion en el area de economia-salud y desarrollo.

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