Publicado en El Pais, 19 de Octubre 2021.
Muchos países ya están administrando la tercera dosis de COVID-19 a la población vulnerable. Otros países están realizando las compras de mas vacunas COVID-19. Este es el momento ideal para detenerse a pensar como se debe decidir sobre cuál de todas las vacunas comprar.
¿vale la pena comprar lo más barato? ¿es mejor comprar otra vez al país amigo? Pienso que lo primero que se debe poner en la balanza es los gastos de tener que prolongar medidas de cuarentena contra la expansión del COVID-19 y también ver la efectividad de las vacunas que al final son la razón por las que muchos países se han abierto a una nueva normalidad.
¿Bolivia es un país pobre y debería esperar a donaciones? Tonterías. La dependencia nos hace vulnerables y ya lo hemos visto en el caso de la vacuna Sputnik y AstraZeneca ya que, por esperar a otro lote de donaciones, muchos ciudadanos no han podido acceder en el tiempo correcto a su segunda dosis. Además, las medidas de cuarentena han llevado a la pobreza a por lo menos 20 millones en toda la región de América Latina el año 2020. Nuevos cálculos sobre este tema seguramente veremos al finalizar el 2021 pero ya se puede sentir que la pobreza también ha crecido el presente año.
En términos de costo-efectividad, las compras de Sinopharm y otras que tienen 60% o menos de efectividad ponen en riesgo “volver a la normalidad” porque es como tener a la mitad de la población protegida y a la otra no. No sirve. Debemos tener a la población protegida para poder reactivar la economía. Y la población no quiere cualquier vacuna, quiere vacunas que le garanticen una alta protección. Por eso, sigue siendo válido el refrán “lo barato cuesta caro”. Uno, la población no quiere vacunarse con “cualquier vacuna de 60% o menos”. Segundo, las vacunas de 90% o mas de efectividad al final son mas baratas porque permiten reactivar la economía sin poner en riesgo a la población.
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