Publicado en El Pais, 24 de Octuber 2020.
Después una semana ya están los resultados de las elecciones. No voy a hablar sobre los resultados. Suficientes personas seguro estarán hablando de esto y lo analizarán mejor que yo. Lo que sí me puedo dar cuenta que en Bolivia la democracia va mucho más allá de quien gana las elecciones. Para algunos economistas una votación es la cumbre de democracia, pero los bolivianos siempre han mostrado que la votación es solo una porción. Los bolivianos no aceptan fácilmente cualquier trato de los políticos, y van a la calle a manifestar y protestar si no les gustan una decisión. Al ganador de las elecciones le espera una gran tarea. El COVID-19 aún está en Bolivia, la economía ha sufrido mucho y ya estaban otros problemas como la educación, seguridad, salud, justicia y corrupción. Para confrontar y resolver esto se necesita trabajar duro.
Ser presidente y líder de un país, no se basa en ganar las elecciones solamente, sino también en cuidar a todo un pueblo y país, independientemente de quien ha votado o no por él. Y el gran poder que tienen los bolivianos es que pueden lograr que el presidente los escuche o hasta el extremo de deshacerse del mismo al perder su legitimidad.
La legitimidad no solo se obtiene tomando medidas populares para ganar las elecciones. También se logra tomando medidas impopulares que al largo plazo sean lo mejor para el país y toda su gente. Por ejemplo, un seguro de salud universal, completo y de buena calidad, no se podría lograr sin que la gente pague algo. Un gran líder con legitimidad lo puede explicar sin que las manifestaciones exijan su renuncia.
Hay aspectos en salud que son necesarios mejorar. Para esto, es importante cambiar las cosas, aunque no serán populares. Ya el tiempo dirá si el nuevo gobierno logra mantener su legitimidad para las cosas importantes que el país requiere.
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