Publicado en El Pais, 14 Nov 2017
Últimamente, el sentimiento antiglobalización ha ido en aumento con Gran Bretaña saliendo de la UE, Trump amenazando al TLCAN, y un sinnúmero de partidos políticos de todo el mundo que prometen resultados similares si son elegidos.
La razón detrás de este movimiento es la creencia de que estos acuerdos comerciales están quitando empleos a sus respectivas naciones, lo que preocupa a muchos en el sector manufacturero. Si bien estos políticos prometen proteger estos empleos, a medida que la automatización se vuelve más común en el sector manufacturero, uno debe preguntarse si estos trabajos estarán allí para protegerlos pronto.
Las tiendas también están usando máquinas de autoservicio. Walmart, es un ejemplo dando un paso más al permitir a los clientes escaneen sus ítems de compras con sus teléfonos y pagar por sus productos en línea. Si bien Walmart y McDonalds afirman que no se trata de eliminar empleos y simplemente mejorar la experiencia del cliente, es difícil ver que esta acción no reducirá la fuerza de trabajo a medida que más clientes comiencen a adoptar estas tecnologías.
Los países de América Latina también están en riesgo de perder sus empleos frente al uso de las máquinas. México, Brasil y Argentina cuentan con alto uso de mano de obra y están en riesgo. Países como Brasil, Argentina y Bolivia a menudo intentan estimular su industria manufacturera imponiendo tarifas protectoras para alentar a las empresas a fabricar dentro de sus fronteras, y esto podría hacerles más vulnerables que otras ya que las empresas frecuentemente buscan formas de reducir costos (sobre todo sociales) y ven el reemplazo de la fuerza de trabajo como una opción más atractiva.
Antes de entrar en pánico, la automatización no es del todo mala, puede ayudar a las empresas a producir productos a un ritmo mucho más eficiente, que luego puede venderse a precios más bajos que antes eran posibles. Si los gobiernos se preparan para este cambio en lugar de luchar contra él, pueden utilizar el capital humano de manera más eficiente, motivando la capacitación en otros rubros para no desalentar a la mano de obra y así mejorar la calidad de vida para todos.
Afortunadamente, la automatización probablemente será gradual y no sucederá de la noche a la mañana. Esto significa que todavía hay tiempo para adaptarse. Los gobiernos deben trabajar en la reeducación de la fuerza de trabajo para desarrollar habilidades que son difíciles de reemplazar por las máquinas y las computadoras, como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de adaptación cuando ocurre lo inesperado. Para la generación más joven, debemos incluir educación en codificación básica y programación de computadoras como parte del plan de estudios junto con las matemáticas y las ciencias tradicionales.
En teoría, los países podrían aprobar leyes para evitar que la tecnificación ocurra, pero eso probablemente obligaría a las empresas a buscar otros países donde estas leyes no existan. La automatización está sucediendo y si bien puede ser preocupante, el no preparase para ella desde ahora puede ponernos en desventaja de esta nueva revolución industrial. Luchar contra ella podríamos elevar el nivel de desempleo global como nunca se ha visto antes. ¡La elección es nuestra!
Muya acertada la opción… hay que prepararse para que este cambio traiga mas ventajas que pérdidas… gracias!
Felicidades, que interesante publicación.
Por ello tengo algunos comentarios al respeto.
El imponer tarifas protectoras no es alentar a la fabricación dentro de las fronteras, como ocurre en nuestro país, al incrementar las tarifas de importación de textiles, no aumento la productividad, menos la calidad.
Estoy de acuerdo que la automatización y con ello la digitalización no se puede parar, tenemos que adaptarnos. Y como la historia nos muestra, la industrialización merma la mano de obra, entonces debemos evolucionar e innovar y adaptarnos a esos cambios para que, no presenciemos un desempleo mayor.