En este tiempo de navidad, muchos han debido observar que casi toda la oferta para regalos es proveniente de la China. Una nota del día 14 de diciembre del 2016 indica que un 86% de los juguetes, un 97% de artículos para navidad llegan de China.
Un estudio de Evan Ellis del 2015 indica que el 50% de la ropa proviene de China. Y todo esto es lo que se puede encontrar en los diferentes lugares de comercio para regalar en la navidad. ¿Toda esta importación mejora el bienestar del país? Para esto, es necesario analizar a tres actores: al consumidor, al productor y al gobierno.
En teoría, la importación es buena porque incrementa la oferta de consumo al existir más variedad y mejor calidad, también mejora la industria nacional que aprende de la experiencia de otros países e incrementa los ingresos de un país con el cobro de tarifas por importación.
Sin embargo, la teoría no analiza el verdadero efecto de la importación en una economía pequeña como la boliviana. Para el consumidor por ejemplo, si bien puede adquirir sus regalos a un buen precio, sabe también que está comprando algo de mala calidad que no durará mucho tiempo, algunos que se rompen en la primera semana de uso, comparado con otros juguetes que duran para siempre y se heredan a nuestros hijos. El consumidor sabe que estos juguetes se convertirán pronto en basura.
Para el productor, los productos chinos entran en competencia directa con su empresa que aún tiene costos de producción altos, aunque son de mejor calidad. En una economía pequeña como la boliviana, la gente aún se dirige por los precios y no por la calidad, lo que representa un peligro para la industria naciente que no podrá competir con precios tan bajos de los productos chinos.
Muchas empresas bolivianas están cerrando por este efecto. Muchas otras empresas que producían se están convirtiendo en grandes importadores también para evitar la competencia y aprovechar las grandes ganancias de ofertar productos baratos en el mercado boliviano.
Hasta el 2000, la China era un socio comercial minoritario. El 2013 se convirtió en el cuarto socio después de Brasil, Estados Unidos y Argentina pero el 2014 pasó a ser más importante que Brasil.
Las estadísticas de comercio entre ambos países indican que el 2014, Bolivia exportó $us 434 millones a la China y Bolivia importó $us 18. 2000 millones, es decir, 419 veces más. Las razones más mencionadas al diario EJU el 30 de marzo de 2014 indican que es por los precios más baratos de fabricación con flexibilización de condiciones y las importaciones sin restricción en Bolivia que generan mayores ganancias a los importadores de productos chinos.
Para el Gobierno el efecto de importación es más negativo para el largo plazo. En el corto plazo, la balanza comercial está deficitaria con la China; incluso con las ganancias por el cobro de tarifas de importación la pérdida por la importación ilegal es grande.
En el mediano y largo plazo, el Gobierno tiene que manejar un programa de basura en productos tecnológicos, ropa y juguetes que serán rápidamente desechados y que de no ser manejados apropiadamente, tendrán un efecto negativo a nuestro medio ambiente.
También el Gobierno tendrá que gastar más en salud para resolver los daños a la seguridad y salud de los ciudadanos (colorantes, partes dañinas, químicos utilizados) por la falta de control a los productos importados de China.
Asimismo, el Gobierno tendrá que enfrentar la desestabilización económica ante el cierre de empresas nacionales, ya que el desempleo es un factor que origina incertidumbre, desconfianza y exceso de ahorro lo que paraliza las inversiones privadas en la economía y motiva la migración.
Finalmente, el costo social por esta importación es alto y va a todos los actores antes mencionados porque los consumidores compran algo que no les satisface completamente en calidad, los productores enfrentan una competencia desleal por los precios y calidad tan bajos y el Gobierno que tiene que tratar de estabilizar los efectos negativos a la economía.
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