Publicado en El Pais, 3 de Enero 2018
Ahora que nos acercamos al final del año, escucho a mucha gente quejarse indicando que había tantas cosas que querían hacer este año pero que no hicieron porque “el año fue demasiado corto”, “El año pasó volando” “el próximo año será mejor y lograremos todas las cosas que queremos hacer sin distracciones”. Pero ¿seremos capaces, o el año se repetirá y terminará con nosotros diciendo lo mismo?
Noté que la gente puede perder mucho tiempo organizando sus vidas y hogares. Piense en cuánto tiempo perdemos buscando cosas que dejamos en algún lugar de la casa pero que no podemos encontrar a través de todo el desorden. O piense en lo difícil que es limpiar una casa que está llena de cosas, muchas veces que ni utilizamos. Por último, lo que más me duele como economista es el valor de todas esas cosas que almacenamos sin utilizar. Muebles, platos en cajas, pinturas en el ático o ropa usada solo una vez. ¿Cómo sucede todo eso?
Una cosa que intentaré este año que viene es no dejar que mi vida se vea abarrotada de baratijas innecesarias y boberías que uno compra sin pensar. Me he dado cuenta de que mantener un escritorio vacío y una casa organizada es un gran ahorro de tiempo y tranquilidad de espíritu.
Primero, voy a tratar de no sentir la tentación de comprar cosas que no necesito y solo ocupan el espacio. Solo la ropa que necesito y solo las cosas de cocina que utilizo y no me dejaré convencer con la frase “no puede faltar en ninguna casa”. Ciertamente, voy a evadir las cosas que te hacen preguntar al llegar a casa “¿Por qué las compré?”. Segundo, voy a vender o tirar cosas que no he usado durante un año y que no tienen ningún valor emocional real. Supongo que, si no los he usado durante este tiempo, probablemente no valgan la pena consumir tiempo y espacio en mi vida y espero que encuentren un nuevo propietario que lo aprecie más que yo.
Con esto, espero reducir la pérdida de tiempo comprando cosas que no necesito o moviendo cosas que no utilizo y ahorre tiempo que pierdo buscando las cosas que sí necesito. Tal vez sobre la marcha, incluso ahorraré algo de dinero. Al final, prefiero gastar mi tiempo y dinero en algo valioso como unas buenas vacaciones, un día de paseo con mi familia o una comida rica y saludable. ¿No es un recuerdo de un día de playa mucho mejor que 365 días preguntándose por qué compraste esa fea pintura?
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