Publicado en Los Tiempos, 11 Julio 2018.
En Bolivia, el aborto se considera un delito. Sin embargo, se contempla la interrupción legal del embarazo (ILE) en casos de violación, estupro, incesto o situaciones que impliquen un peligro para la vida o salud de la mujer. Apuntalados en los principios de una psicología clínica, nada autoriza a estar ni a favor ni en contra del aborto, pues no puede haber, para un paciente, algo más pernicioso que un psicólogo con prejuicios. Pero se puede hacer un aporte al debate desde la praxis. La consulta psicológica es un dispositivo donde se puede desplegar la intimidad sin temor a ser prejuzgada o segregada.
Son muchas las cuestiones que se argumentan a favor o en contra de la ILE y diferentes disciplinas abordan este tema. No obstante, lo cierto es que en última instancia será el deseo de una mujer que decida o no interrumpir un embarazo, más allá del contexto, las circunstancias y las leyes. Las leyes se dan en un contexto y en un bloque histórico determinados, cambian con el correr del tiempo: divorcio, derechos sexuales y reproductivos, cambio de sexo, temas que fueron objeto de debate, actualmente hay una controversia sobre la ILE.
Un sector de la sociedad se oponía, por ejemplo, a la ley del divorcio esgrimiendo distintos argumentos, actualmente las personas se divorcian, no porque la ley lo permita, sino porque desean, sea porque se acabó el amor, la relación se tornó insoportable, etc. Tampoco habrá que esperar que las mujeres vayan a recurrir al aborto porque sea legal. Pero seguramente cambian las características de su propia práctica: la interrupción de un embarazo realizado en condiciones de bio-seguridad tiene consecuencias menos perniciosas que un aborto clandestino.
Otra cuestión es situar qué significa un niño para una madre: puede venir a ocupar un lugar en el deseo, pero también puede ser rechazado, ocupar el lugar de un resto. La decisión para interrumpir un embarazo, más allá de que sea legal, es el deseo de ser o no madre. Para una mujer, el aborto puede ser una falsa salida sintomática a un conflicto e implicar un trauma psíquico; o puede ser también parte de una solución posible y/o el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos; pero también puede ser vivenciada como cualquier otra práctica médica. Pues cada aborto es singular, porque cada mujer es única.
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