En las últimas semanas se ha estado hablando sobre los mecanismos de selección de los miembros del Órgano Judicial. Una de las etapas será calificada por la Universidad Pública.
Para muchos sale la duda de si estas elecciones serán transparentes, muchos cuestionan el rol de la universidad en la selección transparente. Esto nos lleva a pensar que la percepción de la gobernanza en el país no es fuerte.
¿Qué es gobernanza? Según el Banco Mundial, la gobernanza consiste en las tradiciones culturales y las instituciones a través de las cuales se ejerce la autoridad en un país, lo que incluye el proceso para seleccionar, monitorear y reemplazar gobiernos; la capacidad del gobierno para formular y aplicar políticas sólidas; y el respeto de los ciudadanos y del Estado hacia las instituciones.
Esta definición nos da una base para comprender por qué la ciudadanía tiene una percepción de la gobernanza baja. Muchos piensan que la corrupción llegará a la instancia del Órgano Judicial y al proceso de selección también. Esto debido a que aún existe un pensamiento colonial muy fuerte en el país. Hoy en día las instituciones públicas se manejan con la visión del gobierno de turno (sea gobierno nacional, regional o municipal) y esto hace que las decisiones que se toman en cualquier instancia se vean influenciadas por la visión del Gobierno y no por el profesionalismo ni el conocimiento adquirido.
Muchos buenos profesionales que ingresan en la política decepcionan pronto a los electores (en el caso de que se lo eligió por votación) o a la comunidad (por otro tipo de selección). Esto porque ejecutan acciones en sus puestos que no son prácticas, no benefician al conjunto de la sociedad, se invierte en cosas suntuosas o muestran incluso actos de corrupción. En el caso de la justicia, Bolivia ha demostrado ineficiencia, corrupción y lentitud entre otros. Existen muchas dudas sobre si la participación de la universidad mejoraría el proceso de selección o se la involucraría también en actos que finalmente no beneficiarían a la justicia.
El problema fundamental es que el pensamiento colonialista tiene un fuerte impacto en el desenvolvimiento de las instituciones. Si bien el gobierno se ha rodeado y se quiere rodear de grandes profesionales, también tiene muy fuerte la consigna de que todo funcionario público debe seguir la consigna que tiene el Gobierno a pesar de sus convicciones profesionales y su conocimiento. ¿Cuántos arquitectos han tenido que firmar obras con las que no estaban de acuerdo? ¿Cuántos ingenieros civiles han tenido que firmar como bueno el avance de una obra que no sigue los patrones de una construcción adecuada? Y todo porque “el jefe” lo indica o porque “de no seguir la palabra del jefe, uno perdería su fuente laboral”.
Muchos países están avanzando en sus procedimientos institucionales en base a la ciencia y quizás en Bolivia también. Sin embargo, el cómo se implementa este procedimiento es en base a un pensamiento colonialista de seguir lo que quiere el jefe, o seguir la visión del Gobierno y no lo que debe ser “un procedimiento estándar” que podría beneficiar al común de la sociedad. Un ejemplo de esto es que muchos de los juicios son acelerados para algunos y lentos para otros. El solo hecho de tener contactos en la justicia puede significar el éxito o pérdida en un juicio sin importar el proceso o pruebas que se tengan.
Por ello, muchos en la ciudadanía no creen que los procesos serán transparentes para la elección donde se juegan cargos clave.
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