Día internacional de las personas con discapacidad

Publicado en El Pais, 25 de Junio 2022

Las personas podemos resultar parecidas cuando en realidad, en un sentido o en otro, somos distintos el uno del otro. El hecho de ser diferentes es lo que nos hace únicos e interesantes como seres humanos. Algunas diferencias pueden resultar obvias (como el color de los ojos o el tamaño de la nariz), otras, en contraste, no son tan evidentes (como la capacidad, los rasgos de personalidad o los intereses). Algunas de esas características son más relevantes que otras por las implicaciones y consecuencias que puedan acarrear a la persona que las posee. Un ejemplo de estas, que es bastante valorada en la sociedad boliviana, es la capacidad, sea esta intelectual, física o sensorial. Las personas evolucionan en una dinámica de adquisición de capacidades desde la infancia, maduración de estas en la edad adulta y pérdida de muchas de ellas en la ancianidad.

Está claro que muchas de las personas con discapacidad tienen enormes dificultades para sobrevivir cotidianamente, para encontrar un empleo productivo o para realizarse personalmente. La discapacidad puede cambiar el camino o la forma de lograr algo, puede limitar a la hora de aprender, comprender o hacer cosas, pero nunca anula o disminuye a la persona. Lo que en realidad importa es que todas las personas con o sin discapacidad tenemos muchas cosas en común y que las diferencias son las que hacen que sean tan valiosas las relaciones entre las personas. La discapacidad no define a una persona. Tener una capacidad afectada no limita del todo a una persona y en muchas ocasiones puede fortalecerla pues promueve el desarrollo de otras habilidades en una especie de compensación natural.

Considerando estas ideas, vivir con discapacidad es asumir un reto nuevo cada día, enfrentar el mundo con diferentes dificultades. Esta realidad, sin embargo, solo es conocida por las personas cercanas a la discapacidad, como familiares, organizaciones de personas con discapacidad, instituciones y profesionales que trabajan en apoyo al sector, sin olvidar, por supuesto, a las personas que viven con discapacidad. La mayoría de las personas que no están relacionadas de alguna forma con la discapacidad, la ven con un enfoque asistencialista, donde es común pensar cosas como “debemos darle un monto económico para que viva dignamente, porque pobrecito que será de esa persona cuando sus papás no estén” cuando un tipo de pensamiento más apropiado y proactivo podría ser: ”si, tiene discapacidad, pero ¿qué tareas podría realizar pese a sus dificultades?, de acuerdo a ello tendría que ser posible encontrarle un lugar en el ámbito laboral de la sociedad”.

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